Confesión #35: Cambié una adicción por otra…

Sé que hace mucho tiempo que no escribo en el blog, y me disculpo por eso. Desde que inició el año han pasado muchas cosas que poco a poco les iré contando.

Pero de lo que sí me he dado cuenta y que les quiero contar en este post es que he notado un patrón en mi conducta desde hace algunos años y siento que es momento de frenar por un tiempo: mi adicción al estudio (cursos, talleres, diplomados, etc.). Y menciono que he cambiado una adicción por otra, ya que, en mi confesión #16, me declaré fanática de asistir a eventos de emprendimiento e innovación (pero pude ponerle freno).

Ustedes podrán decir que suena estúpido lo que digo, que el aprendizaje siempre es bueno, que nunca se deja de aprender, etc. Pero yo les digo que el aprender y llenar tu cabeza de conocimientos no sólo es algo que se pueda y deba hacer en un salón de clases, sino que se puede dar en distintos momentos, lugares y aspectos de nuestras vidas.

Algo que desde hace algún tiempo me repite mi mamá (y algunos colegas de mi trabajo también me lo comentan) es: «¿de qué te sirve tanta teoría en el cerebro si no lo vas a poder llevar a la práctica?». Y creo que tienen bastante razón.

Me he puesto a analizar mi conducta compulsiva por matricularme en cuanto curso relacionado a emprendimiento e innovación encuentro (siempre y cuando esté dentro de mis posibilidades económicas, tampoco es que me endeude hasta el cuello por estudiar) y he llegado a las siguientes conclusiones:

  • Siento que el mundo es tan competitivo en la actualidad que si no me la paso estudiando y sumando más cartones a mi CV puedo perder competitividad en el mercado laboral: bueno, que el mundo es cada día más competitivo es un hecho innegable, pero ¿de qué me sirve hablar de manera teórica en una entrevista de trabajo cuando me pregunten con ejemplos reales qué hice en determinada situación o cómo pude agregar valor a mis antiguos empleadores en las labores que realizaba? Cómo corregir eso: ponerle una pausa a los estudios y analizar cómo todo lo que he aprendido a la fecha lo puedo aplicar de manera práctica en mi día a día para poder alcanzar mis objetivos de la mejor manera posible.
  • Necesito mantenerme ocupada 24/7 para sentir que estoy aprovechando mi vida al máximo: no sólo pasando horas de horas en un salón de clases puedo decir que mi vida tiene sentido y que vivo plenamente. Cómo corregir eso: revisar mi propósito de vida y ver en qué otros aspectos, además del académico, debo desarrollarme para alcanzar mi máximo potencial. Somos seres integrales que debemos balancear nuestro estilo de vida en distintos ámbitos. Sino, seríamos como una mesa con una pata más larga que las otras (imposible que se pueda parar firme sobre el suelo).
  • No estoy 100% segura de mis capacidades y necesito los cartones para darme un poco más de seguridad: quizás, aunque no lo note a primera vista, tengo problemas de autoestima que debo resolver para dejar de creer que mientras más cartones tenga, más valiosa soy. Cómo corregir eso: El valor de un profesional, creo yo, que se ve en la cancha y no en cuan grueso es su CV documentado, así que lo que debo hacer es empezar a generar soluciones y proyectos chiquitos en mi entorno (trabajo, familia, etc.) para tener resultados en el corto plazo (quick wins) y sobre eso ir construyendo y reafirmando mi valor como persona y profesional.
  • Siento que un salón de clases es el único lugar en el que puedo conocer gente interesante con la que tenga cosas en común: esto nace a raíz de dos cosas: Primero, de mi creencia de que la mayor parte de personas en este mundo son superficiales y se fijan sólo en cómo te ves o en lo que tienes y que con ellas no se pueden tener conversaciones interesantes que enriquezcan tu mente; y dos, que como soy tan tímida para conocer gente nueva, que el hecho de estar dentro de un salón de clases me da cierto ambiente de seguridad para interactuar con los demás sin miedo al rechazo. Cómo corregir esto: tratar de eliminar mi prejuicio de la superficialidad de la sociedad y aprender a controlar mi timidez y miedo al rechazo obligándome a salir de mi zona de confort y asistiendo a lugares a los que normalmente no iría. Quizás en el escenario menos probable pueda encontrar personas interesantes con las que tenga cosas en común y que me ayuden a conocer otras perspectivas de vida.

Después de realizar esta reflexión personal, he decidido colocar un freno indefinido a los estudios y poner en práctica de una vez por todas todo el tiempo y dinero invertido en adquirir conocimientos, así como cultivar otros aspectos de mi vida más allá del lado académico.

Ojo, que con eso no estoy diciendo que terminen su carrera y no vuelvan a estudiar nada nunca más, sino que sepan balancear sabiamente la teoría y la práctica generando valor real en sus organizaciones, ya que al fin y al cabo para eso sirven los conocimientos: para poder aplicarlos en distintos contextos y generar nuevas formas de hacer las cosas, cada vez mejor y con mayor alcance e impacto positivo para los stakeholders.

No fue fácil escribir este post y admitir algunas debilidades, pero siempre es bueno hacer un auto-análisis de cómo y hacia dónde está yendo nuestra vida, y si ese realmente es el camino que queremos para nosotros, o si hay cosas que hacemos que quizás estén encubriendo otros problemas que debemos solucionar de raíz, en lugar de tomar paliativos temporales sólo para «sanar» momentáneamente.

No hay que ser psicólogo para hacer este ejercicio, simplemente es sentarse a analizar,  con la mano en el corazón, sus conductas, tratar de encontrar oportunidades de mejora y cumplirlas (tampoco vale que la oportunidad de mejora se quede en una bonita intención sin acción). Pero si creen que necesitan la ayuda de algún profesional, en buena hora, esa persona quizás pueda orientarlos en el descubrimiento de su camino y a alcanzar su máximo potencial.

Finalmente, la felicidad de uno depende únicamente de uno mismo, no podemos ir por la vida echándole la culpa a las circunstancias de nuestras desgracias. Hay que tomar al toro por las astas, eliminar todo lo tóxico de nuestra vida y vivir de la mejor manera que creamos (obviamente sin afectar negativamente a nuestro entorno).

prison-1548012_1920

2 comentarios en “Confesión #35: Cambié una adicción por otra…

Deja un comentario