Confesión #44: Conocí a las chicas superpoderosas vía Zoom

Luego de haber pasado por mi primera experiencia de voluntariado digital que se las conté en mi post anterior, me picó el bichito de querer seguir ayudando desde mi casa (dada la coyuntura). Es por eso que volví a ingresar a la web de PROA, que es mi punto de referencia para encontrar distintas oportunidades de voluntariado digital, y me encontré con una convocatoria llamada «Guerrero Emprendedor – 3era edición» organizada por distintas organizaciones bastante conocidas en el Perú, lo cual me dio la confianza para inscribirme, ya que para serles sincera al principio me surgieron varias dudas. Y el hecho de que fuera la tercera edición del programa reforzó aún más mi seguridad para inscribirme.

Desde hace tiempo la idea de asesorar emprendedores/as de manera gratuita para que puedan mejorar sus negocios me rondaba la cabeza, pero no sabía como tangibilizar ese apoyo, hasta que encontré esta oportunidad que me cayó como anillo al dedo.

«El programa Guerrero Emprendedor nace con el sueño de reunir a los microempresarios de nuestro país en un espacio virtual seguro para acompañarlos, capacitarlos e impulsarlos ante las consecuencias de la crisis, con el soporte directo y personalizado de voluntarios y voluntarias que los asesoran para salir adelante de la mejor manera.»

Charla de bienvenida a voluntarios/as asesores

Creo firmemente que parte de nuestra misión en este mundo es usar nuestros conocimientos para el bien y para ayudar a los demás. En mi caso, todo lo que he aprendido sobre administración, marketing e innovación a lo largo de mi carrera es algo que siento que debo y quiero transmitir como parte de mi aporte a la sociedad, ya que de nada sirve que me quede con todo lo que sé en mi cabeza (primero porque es un pensamiento muy egoísta y segundo, gracias a esas ganas de querer compartir todo lo que sé es que creé este blog).

Una vez que postulé al voluntariado llenando un formulario sencillo, estuve a la espera de la respuesta de si había ingresado o no al programa, hasta que una semana después llegó ese ansiado correo electrónico 🙂

En la capacitación nos explicaron que cada asesor voluntario (como nos llamamos los voluntarios del programa) iba a estar en un equipo liderado por un voluntario líder para todo el tema de consultas y organización. También nos comentaron que el programa duraba 6 semanas en las que acompañaríamos a los emprendedores que nos asignaran (yo pensé que iba a ser un emprendedor/a por voluntario pero fueron 3 por cabeza) en distintos temas como definición del propósito del emprendedor, armado de su modelo de negocio, estrategias de marketing y ventas, adaptación del negocio a la nueva normalidad, finanzas, contabilidad y formalización de empresas.

Como voluntarios asesores teníamos que participar en las clases en vivo que se dictaban como parte del programa y luego tener asesorías individuales con cada emprendedor. Las asesorías eran una vez a la semana vía Zoom con una duración mínima de 45 minutos por sesión para acompañar a los emprendedores en la realización de la tarea del curso de la semana. Y luego de cada asesoría teníamos que llenar una bitácora en Google Sheets con el detalle de lo que hicimos en la sesión. Así que sacando cuentas sabía que le iba a tener que dedicar entre 5 a 6 horas por semana a este voluntariado, pero estaba lista para hacerlo.

Apenas empezó el programa me asignaron a tres emprendedoras, a las cuales llamé para establecer el primer contacto, definir las reglas de juego y agendar la primera asesoría. Y bueno ese primer contacto fue un poco frustrante complicado: la primera emprendedora no respondió mis llamadas, la segunda me respondió, agendamos la primera sesión en Zoom y me dejó plantada y la tercera fue la única que me contestó y con quien tuve un inicio de programa súper alentador. Ella es la primera de las chicas superpoderosas: se llama Noemy, vive en San Juan de Miraflores y tiene un negocio de venta de ropa y accesorios.

Cuando le comenté a mi líder voluntario que 2 de 3 emprendedoras me habían choteado, me dijo que no me preocupara que me iba a asignar 2 nuevas emprendedoras y fue así como conocí a Florencia (2da chica superpoderosa) de Trujillo que tiene un negocio familiar de cafetería y a Sonia (3era chica superpoderosa) que vive en Villa El Salvador y tiene un negocio de venta por catálogo de productos de belleza, pero también comercializa productos de protección personal, hace mascarillas de tela a mano y enseña matemática a niños y niñas, una emprendedora todo terreno.

¿Y por qué las llamo las chicas superpoderosas? Porque son 3 mujeres increíbles, luchadoras y resilientes que se apasionan por sus negocios y que quieren salir adelante a pesar de la difícil coyuntura que estamos viviendo por la pandemia. De cada una de ellas aprendí cosas muy valiosas, tanto de sus negocios como de ellas como personas, y son lecciones de las que estaré eternamente agradecida. Y espero que ellas hayan podido aprender un poco de lo que les pude compartir en nuestras asesorías.

La próxima semana, el 14 de octubre, es la graduación de todos los emprendedores que completaron el programa, y ahí veré orgullosa a mis 3 chicas superpoderosas unirse a esta comunidad de Guerreros y Guerreras Emprendedoras para que sigan aprendiendo y desarrollando sus redes de contactos para poder impulsar sus negocios y que a través de ellos puedan impactar positivamente en nuestra sociedad. Les deseo todo lo mejor a Noe, Flore y Sonia.

P.D. Si tienen tiempo de realizar este tipo de voluntariado de asesorías, en verdad es una experiencia super enriquecedora. Yo entré siendo una persona pero luego del programa salí una persona distinta, con muchas más ganas de seguir aportando a mi país. Y si les interesa ser voluntarios/as asesores, no se preocupen que el programa Guerrero Emprendedor tiene para rato, así que estén al tanto de las nuevas convocatorias revisando de vez en cuando la web de Proa o Me Uno Perú de Backus.