Confesión #22: Los extraterrestres me secuestraron y me robaron la creatividad…

Sé que estoy en falta por no haber escrito hace dos domingos, pero he descubierto que estoy atravesando por una crisis creativa (que aún no sé cuándo acabará y me tiene como loca).

Nunca pensé que podría atravesar una crisis creativa, pero creo que nunca hay que decir nunca. Es inverosímil echarle la culpa a seres de otro planeta de haber robado nuestras ideas, pero suena divertido el sólo pensarlo (es más, se me acaba de ocurrir una película con esa trama).

Además, está en la naturaleza humana el encontrar culpables externos a todos nuestros problemas, aunque seamos nosotras mismas las que nos los ocasionamos. Yo no soy muy partidaria de esa filosofía, ya que creo que si tenemos un problema, primero debemos hacernos una revisión introspectiva para analizar la causa raíz. Al fin y al cabo, somos nosotras las que decidimos cómo nos va a afectar lo que nos sucede y la importancia que le vamos a otorgar a eso en nuestra vida.

[Por si acaso, sí creo en los extraterrestres. Es imposible que los seres humanos seamos los únicos habitantes en toda esta galaxia infinita. Pero aún no he visto ninguno. Creo que son demasiado inteligentes para querer acercarse a un planeta tan primitivo y belicoso como el nuestro.]

Por ejemplo, si un carro nos cierra mientras manejamos camino al trabajo, y en venganza tratamos de adelantar y cerrar al otro vehículo, para posteriormente acordarnos de su mamá, abuelita y toda su ascendencia materna (ahora que me doy cuenta, las lisuras siempre incluyen a las madres pero nunca a los padres), entonces le estamos dando mucha importancia a un hecho que, si lo analizamos con la cabeza fría, no merece ni el 0.5% de nuestra energía. Está bien, el otro conductor (o conductora) fue un imbécil por haber hecho eso, pero su karma llegará tarde o temprano. Nosotras no nos deberíamos arruinar una linda mañana y empezar el día con el pie izquierdo, por algo que no vale la pena. Al principio es difícil, pero esta habilidad de hacer que las cosas sin verdadera importancia no nos afecten en el día a día, se puede desarrollar poco a poco.

Como nunca había experimentado este bloqueo por tanto tiempo, decidí acudir a Google que todo lo sabe, y buscar «cómo superar un bloqueo creativo». Pero antes de superar algo, es importante que entendamos de qué se trata. Sino, vamos a estar como un médico que no sabe qué recetarle a su paciente, porque no están definidas las causas de la enfermedad.

En esa búsqueda implacable, encontré un simpático vídeo de youtube que explica exactamente cómo me siento en estos momentos:

No sólo a las escritoras y escritores nos dan estos bloqueos creativos, nos puede pasar en cualquier aspecto de nuestra vida, independientemente de la profesión que tengamos.

En este momento siento este bloqueo creativo en dos aspectos cruciales de mi vida:

  1. En mi faceta de blogger, ya que no fluyen las ideas para escribir nuevos posts. Y no es que no tenga material para escribir, sino que las ideas están por ahí flotando a su antojo y se les hace difícil unirse en mi mente para formar un conjunto semi ordenado de conceptos que puedan transmitir lo que quiero. Tampoco se puede escribir por escribir, tienen que saber cuál es el mensaje que desean transmitir, y en base a eso elaborar un texto coherente que cumpla con el objetivo comunicativo que esperan.
  2. En mi faceta de emprendedora (y este es el bloqueo que más me aterra). Si bien tenía una idea de negocio que estaba desarrollando, siento que he llegado a un punto sin retorno. No siento la pasión ni la inspiración necesaria para continuar desarrollándola. Por más que he intentado meterle todas las ganas y las buenas vibras del universo, no siento ese click que debería sentir, y me apena terriblemente. Pero es como cuando hay un chico que nos parece simpático y sabemos que es un buen partido y que también le gustamos, pero simplemente no podemos estar con él, porque no hay química, magia, chispa, mariposas en el estómago o como quieran llamarlo. No hay peor cosa que querer forzar algo que sabemos desde un inicio que no va a funcionar como esperamos, y siento que eso ha pasado con mi proyecto. (Y si ustedes deciden estar con ese pata que saben que no les mueve el piso, pero lo consideran su «peor es nada», les recomiendo que piensen muy bien lo que están haciendo, porque no es para nada agradable jugar con los sentimientos ajenos. Además, como ya les comenté, el karma existe y les llegará tarde o temprano.)

For the record, no es que esté tirando la toalla con el hecho de ser emprendedora. Sigo con la idea y las ganas de querer cambiar el mundo, pero aún no descubro cómo. Simplemente, estoy tomando un tiempo para volver a descubrir qué es lo que me motiva, me apasiona y me mueve a la acción. Estoy tomando un «tiempo fuera» del partido para conocerme a mí misma y encontrar algunas de las respuestas que tanto anhelo. Una vez que tenga claro hacia donde quiero ir, las ideas de negocio van a aparecer en el camino y tengo que tener los ojos y la mente suficientemente abiertos como para identificarlas a tiempo.

Y bueno, trataré de seguir alguno de los consejos que encontré en este interesante artículo de cómo superar este bloqueo creativo que me afecta por partida doble.

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Confesión #21: Nadie dijo que ser Jefa iba a ser fácil…

El año pasado, la empresa en la que trabajo (y en la que me desarrollo como intraemprendedora) me dio más responsabilidades al asignarme una posición de Coordinadora, y con esa gran responsabilidad, venía de la mano la gestión de un equipo de trabajo.

Siempre que me preguntan qué hago como Coordinadora Comercial, mi respuesta es la misma: «Hago que las cosas sucedan (dentro de la Gerencia Comercial)». Siento que esa es la misión principal de alguien que coordina: ingeniárselas para unir todas las piezas de distintas «máquinas» y hacer que todos los procesos funcionen de manera óptima y eficiente. Y bueno, reparar o renovar una que otra pieza o máquina cuando sea necesario.

La curiosidad me invadió y fui a buscar el significado de «coordinar» a la RAE. Me sorprendió no estar tan alejada de su definición:

Coordinar: «Unir dos o más cosas de manera que formen una unidad o un conjunto armonioso»

Fuente: Real Academia Española

Cuando digo que hay que ingeniárselas, es porque en verdad debemos explotar todo nuestro potencial creativo para lograr que las cosas sucedan. Además, hay que saber gestionar personas, no sólo a las personas que nos reportan, sino a las personas de toda el área que realizan los procesos a los que debemos hacer seguimiento. Al fin y al cabo, más allá de los procesos, indicadores y resultados, trabajamos con personas que hacen posible que toda la «magia» suceda al interior de las empresas. Y debemos saber valorar su esfuerzo, ya que las personas son el activo más importante para cualquier organización, o por lo menos deberían serlo.

Actualmente, tengo a mi cargo a dos excelentes profesionales con quienes estamos sacando adelante la gestión comercial. Pero para serles sincera, el año pasado fue la primera vez que tuve formalmente dos personas a mi cargo. Antes de eso, era yo misma contra el mundo: hacía mi chamba lo mejor que podía y presentaba los resultados a mi Jefe. Nadie dependía de mi gestión. Pero cuando tienen personal a cargo, las cosas cambian. Ya no son ustedes contra el mundo, sino que tienen a un grupo de personas a las cuales deben liderar y guiar por el buen camino. Y a quiénes deben saber escuchar y motivar para que puedan alcanzar su máximo potencial.

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En marzo 2016 tuve que seleccionar al primer miembro de mi equipo y en junio 2016 al segundo. La verdad es que jamás había liderado un proceso de reclutamiento y selección en toda mi vida, pero había llegado el momento. Para las dos posiciones el proceso fue similar:

  • Primero tuve que definir los perfiles para las posiciones que debía cubrir. En base a lo que esperaba de las posiciones, elaboré dos perfiles con los requerimientos de habilidades, capacidades y experiencia que necesitaban tener los postulantes para hacer frente a los retos que significaban cada una de esas dos vacantes.
  • Luego, ese perfil lo pasé al área de Recursos Humanos para que lanzaran las convocatorias y los postulantes puedan enviar sus CVs. Ellos hicieron un primer filtrado de CVs y me pasaron los que creían que cumplían con los requerimientos.
  • Acá vino mi primera gran duda: ¿cómo se filtra un CV? ¿En qué tengo que fijarme primero? ¿Cómo sé si todo lo que está en el CV es cierto? (porque hay gente que miente en sus CVs pero luego se puede descubrir en la entrevista antes que sea demasiado tarde)  Y una serie de preguntas más, que poco a poco pude ir resolviendo por mi cuenta. Una vez que tenía a los seleccionados, pasé los nombres a RRHH para que los convocaran a las entrevistas.
  • En la fase de entrevistas surgió mi segunda gran duda: ¿cómo se entrevista a alguien? ¿cómo tengo que actuar? ¿qué tengo que preguntarles? y la lista de preguntas seguía. Respiré hondo y entré al sabelotodo Google y busqué «cómo realizar una entrevista de trabajo». Me salieron algunos resultados bastante interesantes, armé mi Frankenstein de guía del entrevistador y me dispuse a salir airosa de esta nueva experiencia.
  • Y ahí estaba yo, frente a los postulantes, con su CV en la mano y con una vaga idea de cómo empezar. Hasta ese momento sólo me había tocado estar del lado del postulante, mas no del entrevistador, por lo que fue algo extraño pero divertido. Me acordé de lo que había encontrado en Google y junto con sus CVs empecé a conversar con cada uno de ellos. Mi estrategia no fue intimidarlos, simplemente quería que me demostraran si todo lo que estaba en sus CVs era cierto o cuán maquillado estaba, y si estaban en la capacidad de llenar las vacantes que requería. Obviamente apliqué mi mantra de «trata a los demás como te gustaría que te traten» y lo transformé en un «entrevista a tus postulantes como te gustaría que te entrevistaran»
  • Y así paso el tiempo, los candidatos entraban y salían, unos más nerviosos que otros, hasta que por fin encontré a las dos personas con las que quería trabajar. Quizás me preguntarán ¿qué tenían esas dos personas que no tuvieron los demás? Y la verdad es que es un poco difícil de responder. Si bien sus CVs eran interesantes y demostraron que todo era verdad, a la hora de desenvolverse hubo algo que me llamó la atención en ambos. Demostraron cualidades de liderazgo, pensamiento crítico y sentido común (cosas que por más que parezcan obvias, no todas las personas tienen y es una pena) y hasta cierto punto me pude ver reflejada en ellos. Supe que eran personas con potencial que podrían encajar perfectamente en la dinámica área Comercial.
  • Finalmente, cuando ya tenía a los elegidos, le indiqué los nombres a RRHH y ellos ya se encargaron del resto, hasta que ambos ingresaron a trabajar.

Si bien la parte de armar el equipo de trabajo es genial, ese es recién el primer peldaño de la gestión de personas. Chevere, ya tienen a sus padawans pero ahora tienen que guiarlos por el camino de La Fuerza. Deben tener las funciones y objetivos de cada puesto bien definidos, así como un plan de crecimiento en la medida de lo posible. Pero tampoco la idea es encasillarlos para que hagan exactamente lo que les digan. Tienen que dejarles un rango de movimiento para que ellos mismos puedan identificar y proponer oportunidades de mejora, así como cuestionar el status quo. Es su misión como maestr@s Jedi  el guiarlos para que puedan cumplir sus objetivos y crecer como profesionales, hasta que les corten la trencita y ellos mismos se vuelvan Jedis. Pero a veces la fuerza puede seducirlos y tratar de llevarlos al Lado Oscuro, pero hay que saber cómo no caer en eso. (FYI me encanta toda la saga de Star Wars).

No es que crea que a mis 25 años ya lo sé todo sobre gestión de personas. Yo también estoy un proceso de aprendizaje y es por eso que me gusta leer artículos sobre liderazgo, gestión de personal y capital humano. Es más, me compré un libro titulado «Ser Jefe para Dummies» que estoy empezando a leer. Pero por más cosas que leamos, la mejor escuela siempre va a ser la cancha y la experiencia que podamos ganar en ella. Los textos nos pueden dar consejos y recomendaciones de buenas prácticas, pero el reto es poder aplicar todo eso en la gestión del día a día. A veces, cuando requiero un consejo de cómo gestionar a mi equipo, recurro a mi propio Maestro Jedi (mi Jefe, que si bien no es tan viejo como Yoda, sabe un montón de este tema por toda la experiencia acumulada en sus años laborales).

Yo no creo en eso del «serrucho». Hay Jefes y Jefas que no comparten información con sus colaboradores porque creen que si lo hacen, sus puestos de trabajo están en riesgo. Si piensan así, es porque no son lo suficientemente buenos profesionales como para que su valor agregado personal y su know how puedan hacer maravillas con la información. La información se puede obtener de diversas fuentes, lo que realmente importa es lo que hagamos con esa información para obtener resultados que impacten de manera positiva a la organización y a sus stakeholders.

Otra de las cosas que más detesto es el robo del crédito ajeno. He pasado por situaciones de este tipo en algún momento de mi carrera profesional y no es para nada agradable. Yo siempre trato de que los logros de mi equipo sean conocidos por mi Jefe y por la organización. Si se roban el logro ajeno, lo único que van a lograr es desmotivar a su equipo y que posiblemente se pongan en su contra elaborando entregables que no sean lo suficientemente buenos, como para que quieran «robárselos». Y esa no es la idea. Están cortándole las alas a personas que pueden ser muy buenas, sólo por querer figurar más en la organización. Pero lo que no saben estas personas, es que cuando uno es Jefe o Jefa, parte de su gestión también se evalúa en cómo se desenvuelve su personal y si se sienten cómodos en sus puestos de trabajo. Si el clima laboral es malo en una área, en la mayor parte de los casos se debe al Jefe/ Jefa directo.

Acá les dejo una imagen que es un comparativo entre la gestión de un líder y de un jefe. Siempre debemos tratar de ser líderes independientemente tengamos personas a cargo o no, porque el líder, esté en donde esté, va ser una figura que influya de manera positiva en los demás (ya sea consciente o inconscientemente) porque a las personas nos gusta trabajar con gente optimista, que sepa escuchar, que valore a los demás y que sepa trabajar en equipo.

L@s invito a convertirse en es@s líderes que generen un impacto positivo tanto en las organizaciones en las que se desempeñan, ya sea de manera dependiente o independiente (con su propio negocio o como freelance) como en la sociedad, para poder construir ese futuro que todos deseamos.

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Borrón y cuenta nueva…

Otro año inicia y con ello 365 oportunidades (porque este año no es bisiesto) para ser mejores personas, hacer las cosas cada vez mejor, cumplir nuestras metas de vida para este 2017 y lograr ese cambio que queremos ver en el mundo.

Me gusta pensar que cada año nuevo es un tomo de la enciclopedia de nuestra vida, que cada día es una página de la historia y cada mes un capítulo. Sólo que acá no se pueden editar los capítulos. Cada hoja está escrita con tinta imborrable. Pero eso no tiene que deprimirnos, sino por el contrario, nos debe motivar a tratar de que cada palabra esté escrita de la mejor forma posible, que no necesite corrección. Obviamente, somos humanos y vamos a meter la pata uno que otro día, pero estamos en capacidad de aprender de nuestros errores y tratar de no cometerlos en el futuro (aunque a veces podemos tropezar tantas veces con la misma piedra, que hasta nos podemos llegar a enamorar de esa piedra, pero esa no es la idea).

El 2016 fue un año con sus altas y bajas. Para mi personalmente, fue un año más de autodescubrimiento. Un año en el que pude conocerme más, aprender nuevas cosas, madurar (creo), conocer nuevas personas y nuevos lugares, alejarme de personas tóxicas que al principio no lo parecían, preocuparme más por mi salud, esforzarme en el trabajo y tratar de emprender a la vez, entre muchas otras cosas que pasaron en los últimos 366 días.

Cada quien ya habrá hecho su balance 2016, y si no lo han hecho se los recomiendo. Una de las cosas más valiosas que debemos aprender es a escuchar nuestra voz interior. Puede sonar cliché o algo que les dirían en una clase de yoga o meditación, pero es verdad. Nadie más que nosotras mismas puede saber qué es lo que queremos, que nos gusta y que no, a dónde queremos ir, qué queremos lograr y todas esas preguntas existenciales que pasan por nuestra mente de vez en cuando.

Hay que saber valorar lo bueno que nos pasó y olvidar lo malo. No podemos seguir avanzando si cargamos con toda la mala vibra del año anterior. Hay que saber hacer borrón y cuenta nueva, apretar el botón «reset» cómo si fuésemos un dispositivo electrónico. Si bien todo va a quedar escrito en el libro del 2016, la idea es que luego del punto final de esa historia, podamos abrir el tomo 2017 con la mente despejada, tranquila y dispuesta a iniciar una nueva aventura.

Si nos ponemos a pensar, todo lo que nos pasó en el año que acaba de terminar, nos hace ser la persona que somos en la actualidad. Y eso nos debe llevar a pensar si somos la persona que queremos ser. Pero esa no es una pregunta que se pueda resolver de la noche a la mañana. Yo tengo 25 años y aún estoy en búsqueda de esa y otras respuestas en mi vida. Por eso es importante el autoconocimiento que les mencionaba unas cuántas líneas arriba.

Así como las empresas cada año se trazan metas con indicadores de gestión (ventas, margen de contribución, participación de mercado, índice de satisfacción al cliente, etc.) nosotras también tenemos que ponernos objetivos SMART en nuestra vida. Los objetivos que nos pongamos tienen que ser realistas y alcanzables porque sino lo único que vamos a hacer es frustrarnos y sentirnos mal con nosotras mismas por no poder lograr lo que nos habíamos propuesto. También tienen que ser específicos y medibles, porque sino jamás vamos a saber si los hemos alcanzado y finalmente tienen que tener una fecha de vencimiento (que tendría que ser antes del 31/12/2017).

Así como le escribí mi carta a Papá Noel en Navidad, también quisiera compartir con ustedes algunos de mis propósitos de año nuevo:

  • Tratar de ser mejor persona cada día y preocuparme más por los demás. Vivimos en sociedad y hay que saber actuar de la mejor manera para ser felices y no afectar negativamente a nuestro entorno
  • Escuchar más aún mi voz interior y descubrir nuevas cosas de mi misma, para poder encontrar alguna de esas respuestas que tanto anhelo
  • Cuidar más mi salud y ser una persona lo más saludable posible. Controlar mis niveles de estrés, tratar de dormir 8 horas y hacer deporte (de paso que me sirve para bajar de peso, que es otro de mis propósitos para este nuevo año)
  • Seguir en el camino del intraemprendimiento agregando valor tangible en la organización en la que trabajo
  • Concretizar la idea de negocio que desarrollé en el 2016 (y si al final veo que no funciona, seguir ideando nuevas formas de cambiar el mundo)
  • Potenciar este blog y convertirlo en la herramienta de ayuda a las emprendedoras y emprendedores que quiero que sea
  • Sacar la palabra miedo de mi vocabulario, ya que el miedo lo único que hace es paralizarnos
  • Vivir sin temores y ser más aventurera. Llenarme de historias que pueda contarles a mis hij@s y niet@s. Carpe Diem!
  • Pasar más tiempo de calidad con mis seres queridos. No sabemos cuánto tiempo más los vamos a tener a nuestro lado
  • Aprender algo nuevo, quizás un nuevo idioma y descubrir un nuevo hobbie

Obviamente la lista anterior es bastante genérica y la tengo que aterrizar en acciones concretas con deadlines e indicadores. Para eso he decidido llevar una agenda este año, para poder hacer un seguimiento más exhaustivo de estas metas y alcanzarlas antes de finalizar el año. Pero tampoco es que me vuelva una loca control freak, como en todo en esta vida, hay que saber encontrar el balance que nos permita llevar la vida que queremos y que nos haga feliz, siempre y cuando no afectemos de manera negativa al prójimo.

La última reflexión que les quiero compartir es que todo los objetivos que nos pongamos y las metas que definamos, deben ser para crecer nosotras mismas como personas y profesionales. No podemos vivir comparándonos con los demás, ya que lo único que vamos a lograr es llenarnos de envidia, rencor y frustración. Cada persona es un mundo y no podemos pretender ser igual que otros. Debemos valorarnos y saber que somos seres únicos y aprender a ser felices con nuestras fortalezas y tratar de hacer frente a nuestras debilidades para alcanzar nuestras metas y llegar a ser la persona que queremos ser.

¡Feliz 2017!

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