Confesión #15: Al principio es mejor tener más preguntas que respuestas

El 18 de octubre, empecé en la escuela de Ynnovadores, para poder aterrizar mi idea de emprendimiento social, y la verdad es que en estas últimas dos semanas me he llegado a replantear absolutamente todo lo que tenía en mente para mi proyecto, incluso mi propia existencia  y misión en la vida.

Desde la primera entrevista que tuve con ellos para postular al programa, supe que el camino no iba a ser fácil, pero estaba dispuesta a aceptar el reto. La primera clase empezó con unas preguntas que a simple vista pueden parecer fáciles de responder, pero que en realidad, requieren de bastante introspección y análisis, para entender la verdadera razón por la que queremos desarrollar nuestro proyecto.

Las preguntas fueron las siguientes: ¿qué es lo que quieres hacer?, ¿por qué es que lo quieres hacer?, ¿para qué quieres hacerlo?, ¿cómo piensas hacerlo? y ¿quiénes ya están haciendo lo que tu planeas hacer? (Antes de empezar a responder estas preguntas para sus propios proyectos, les recomiendo tener un papel y lápiz a la mano o grabarse mientras las responden, porque les aseguro que van a salir nuevas ideas y preguntas que no se habían imaginado en un inicio.)

Vamos a analizar pregunta por pregunta:

¿Qué es lo que quieres hacer? Esta pregunta se refiere al resultado de nuestro proyecto de negocios. Puede ser un bien tangible o un servicio, pero lo que hay que hacer, es responder esta pregunta con todas las características y funcionalidades que tenemos en mente que tendrá el resultado final que comercializaremos. Mientras más detalles pongamos, mejor, ya que la idea es poder aterrizar todo lo queremos hacer en blanco y negro, para luego darnos cuenta si en verdad vamos a poder con todo desde un inicio o vamos a tener que empezar por fases.

Lo que me pasó cuando respondí esta pregunta y expuse mi respuesta, es que me dijeron que mi idea ofrecía tantas cosas que parecía un transbordador espacial y que debía empezar con un avioncito de papel. Ojo, esto no quiere decir que abandonemos nuestra idea inicial, sino que seamos lo suficientemente sensatas como para analizar qué es lo más factible de ejecutar en el corto plazo, con el tiempo y los recursos con los que contamos. De nada nos sirve tener tremendo producto o servicio, si sólo se va a quedar en el papel, porque hacerlo tal y cómo lo tenemos pensado, va a requerir una inversión millonaria y un equipo de 100 personas. Así que, mejor es empezar poco a poco, con resultados concretos que nos permitan ir escalando hasta llegar al resultado deseado (si es que por razones del destino nuestra idea inicial no ha mutado y se ha convertido en algo similar o totalmente distinto a lo que pensábamos en un inicio)

¿Por qué es que lo quieres hacer? Creo que esta es una de las preguntas más difíciles de responder, ya que tienen que adentrarse en lo más profundo de su ser y encontrar esa razón que les hace hervir la sangre y por la que desean llevar a cabo sus proyectos. Si su respuesta es «porque quiero hacer dinero» personalmente creo que ese no es un argumento lo suficientemente potente como para llevar a cabo un proyecto. Obviamente todo negocio se hace con el fin de obtener una ganancia económica que permita al proyecto sostenerse sólo y  brindar un beneficio económico para sus fundadores, pero hay mucho más allá que el dinero.

En mi caso, yo quiero llevar a cabo mi emprendimiento social porque quiero cambiar el mundo para convertirlo en un mejor lugar para vivir para nosotros mismos y para las futuras generaciones, y siento que llevarlo a cabo me va a permitir lograr ese cambio que deseo ver. Me han llamado idealista, ingenua y me han dicho que no sé nada de la vida y que las cosas no funcionan como yo creo que funcionan, pero la verdad es que no dejo que esos comentarios me tumben. Si en verdad quieren que crea que la humanidad está destinada a la destrucción inminente y que por eso no vamos a hacer nada para cambiar nuestra realidad, pues no me lo creo. Creo que cada persona en este mundo tiene la capacidad de mejorar su realidad si se lo propone, aunque sea con pequeñas acciones positivas, que sumadas generen ese gran impacto que deseamos lograr. Los que no hacen nada por mejorar, simplemente es porque no se les da la gana de hacerlo y prefieren llamarnos tontos o locos a los que sí queremos generar ese cambio.

¿Para qué quieres hacerlo? Una vez que hemos definido nuestro producto y/o servicio y lo que realmente nos mueve para querer hacerlo, debemos preguntarnos qué es lo que queremos lograr una vez desarrollado nuestro proyecto y cuál va a ser el resultado que esperamos lograr en nuestros clientes y stakeholders en general, luego de haberle dedicado tanto tiempo, esfuerzo y dinero a nuestro negocio.

¿Cómo piensas hacerlo? Y bueno, esta es otra de esas preguntas complicadas de responder, ya que lo que se busca con esta respuesta es que detallemos lo que será nuestro plan de acción inicial. Si ya sabemos a dónde queremos llegar y cuál es el resultado que esperamos obtener, hay que identificar toda la serie de pasos y recursos necesarios para llegar a nuestro objetivo. Les dejo esta herramienta que me parece una buena forma de empezar a responder: Lista de tareas críticas.

¿Quiénes ya están haciendo lo que tu planeas hacer? Esta pregunta es un 2×1. Nos sirve para identificar quiénes son nuestros competidores potenciales, pero también nos permite analizar si es que alguna de las empresas que hemos catalogado como «competidora» podría volverse nuestra socia estratégica. Obviamente, antes de hacer cualquier alianza se deben analizar muy bien las cosas, pero quién sabe si asociándonos podemos establecer una relación ganar-ganar y maximizar el impacto que buscamos generar. Si quieren tener una idea más clara, les dejo esta herramienta llamada Mapa de Creación de Alianzas.

Les apuesto que, después de responderse estas cinco preguntas, les van a surgir muchas preguntas más y hasta se van a cuestionar si realmente quieren seguir adelante con esto. Ya depende de cada una de ustedes si se compran su idea, o si prefieren cambiar de rumbo hacia otro proyecto que las motive más aún, que el que tienen en mente en la actualidad.

En resumen, está bien cuestionarnos todo cuando desarrollamos una idea de negocio. No tengan miedo de tener más preguntas que respuestas, ya que eso es una de las mejores cosas que nos pueden pasar y nos puede ahorrar mucho dinero. Si creen que ya no pueden obtener más preguntas de su modelo de negocio, les recomiendo presentarlo a sus amigos y familiares, ya que ellos les darán una nueva perspectiva del asunto y podrán descubrir cosas que ni ustedes mismas sabían que no sabían. Y obviamente, la idea es que podamos resolver absolutamente todas las preguntas antes de invertir un sol, ya que con todo ese conocimiento generado, podremos aumentar la probabilidad de éxito de nuestros proyectos, aunque para obtener un resultado positivo se tienen que combinar diversos factores, como dijo Winston Churchill: «sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas.»

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Bonus track: Les dejo este vídeo de Simon Sinek en el que nos explica que los líderes que realmente inspiran a otros, son aquellos que saben por qué hacen lo que hacen, y es esa motivación y convicción que transmiten, lo que hace que la gente los siga.

Confesión #14: Una simple ecuación cambió mi visión acerca de la innovación

La semana pasada pude participar en el Congreso Nacional de Innovación organizado por la Cámara de Comercio de Lima con el apoyo de Concytec y Cienciactiva en el marco de la VIII Semana Nacional de la Innovación.

«La Semana Nacional de la Innovación – INNOTEC PERÚ es una iniciativa creada en el 2009 por instituciones peruanas públicas y privadas para la promoción y consolidación de una cultura de la innovación, la estimulación del desarrollo tecnológico, la aplicación del conocimiento y la transferencia tecnológica entre la universidad y los sectores productivos de nuestro país.

INNOTEC PERÚ 2016 es organizado por el CONCYTEC, la Cámara de Comercio de Lima (CCL) y la Academia Nacional de Ciencias – ANC.»

Fuente: Concytec

Pueden ver el resumen de las jornadas en mi Twitter o en el Instagram del Blog.

De entre todas las interesantes charlas de ponentes nacionales y extranjeros, hubo una que realmente me cautivó: la exposición titulada «¿Cómo facilitar la implementación de un programa de innovación en empresas? a cargo de Carlos Contreras, Director Ejecutivo de Corporación ENLACE.

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Fuente propia

Quizás fue en parte el tema y en parte la forma en que el expositor inició, lo que captó mi atención. Se presentó de forma tan sencilla y humana, primero, preguntándonos cosas como: «levante la mano ¿quién respira?, ¿quién se lava los dientes?, ¿quién sonríe?»; y luego, describiéndose como persona: hijo, esposo y padre, que en pocos segundos generó un ambiente de empatía con todos nosotros en la audiencia.

Luego de la curiosa introducción, nos comentó que cada día, en promedio, nacen 150,000 personas y que el mundo no está creciendo, sigue siendo del mismo tamaño y que somos más habitantes los que ocupamos esta nave llamada tierra, como lo mencionaba el expositor. Un ejemplo que mencionó, fue que nos imagináramos que estábamos en un auto pequeño, con varias personas ingresando y que una vez que esté lleno, se cerraran todas las ventanas. Obviamente, las personas dentro de ese vehículo, tarde o temprano, se asfixiarían. Con este ejemplo nos quiso transmitir la necesidad de buscar formas más sostenibles de vivir y que debemos pensar en el mundo que le vamos a dejar a las futuras generaciones.

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Fuente propia. P.D. Los niños de la foto son los hijos de Carlos, a quienes mencionó en su presentación

Vivimos en un mundo diverso, pero esa diversidad a veces puede construir cosas maravillosas o generar las mayores catástrofes mundiales. Es nuestro deber aprovechar la diversidad y usarla a nuestro favor para crear cosas buenas y positivas para la humanidad. El mundo es diferente, cambia a cada instante y es por eso que, con cierta frecuencia, hay que repreguntarnos las cosas, por más básicas que parezcan. Preguntas como por ejemplo: ¿cómo educar? ¿cómo producir alimentos? ¿cómo cuidar nuestra salud? o ¿cómo entretenernos? tienen diferentes respuestas conforme pasa el tiempo. Y no necesariamente generaciones enteras. El conocimiento, la tecnología, las invenciones, etc. avanzan de manera tan rápida, que la forma de enseñar o de curar enfermedades puede cambiar radicalmente de la noche a la mañana.

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Fuente propia

Carlos mencionó que todas las personas somos portadoras de necesidades insatisfechas, y en línea con la idea anterior, tal y como avanza la tecnología y los desarrollos en diversos campos de estudio, esas necesidades son cada vez más diversas y complejas. El mundo está cambiando tanto y tan rápido, que no deberíamos quedarnos sentados viendo como pasan las cosas. Debemos subirnos a esa ola de cambios y sacarle el jugo de manera positiva y sustentable.

Los productos y servicios que ofrecemos, deben estar en constante evolución, dado que, nuestros consumidores cambian. Por más que se trate de la misma persona, no necesariamente va a ser el mismo cliente: sus necesidades van a variar a lo largo del tiempo de relación que tenga con nuestra empresa, y debemos ser capaces de anticiparnos a esas necesidades futuras para poder ofrecerle la mejor solución.

Además, cuando nosotros, como empresas, resolvemos esas necesidades insatisfechas de manera que cumpla o supere las expectativas de nuestros consumidores, el valor monetario de la transacción pasa a un segundo plano, ya que, el beneficio obtenido por la satisfacción de la necesidad o solución del problema de nuestro cliente, es mayor que el costo de obtenerlo.

Luego de toda esta contextualización, Carlos nos compartió su definición de innovación (que para serles sincera, me parece mucho más interesante que la de la Real Academia de la Lengua Española):

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Fuente propia

Si bien este concepto está clarísimo, Carlos nos presentó una forma más sencilla y divertida de entenderlo:

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Fuente propia

Con esta expresión gráfica, se entiende que las necesidades insatisfechas de las personas se encuentran en el centro del proceso innovador, y que las empresas deben generar valor a sus consumidores, a través del conocimiento, para desarrollar soluciones sostenibles.

Si esta descripción aún les sigue pareciendo difícil de memorizar, Carlos nos facilitó la vida con una sencilla ecuación que creo, resume de manera práctica lo que debemos recordar que es la innovación:

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Fuente propia
  • La primera ecuación parte de la necesidad insatisfecha que encontramos en el mercado y que sumado al conocimiento existente y que generamos al interior de nuestras organizaciones y al espíritu emprendedor (entendido como garra, pasión, corazón por lo que hacemos) da como resultado que logremos innovar.
  • La segunda ecuación inicia con el conocimiento. Carlos nos mencionó que ese conocimiento puede estar en organizaciones, centros de investigación u otras instituciones y medios y que con ese marco teórico las personas y empresas identifican la necesidad insatisfecha que pueden resolver en base a sus conocimientos y experiencias. Y no puede faltar el componente de emprendimiento en la ecuación, que como ya les mencioné, es esa pasión que nos hace hervir la sangre y que es el motor para desarrollar nuestros proyectos innovadores.
  • Si bien la tercera ecuación no llegó a explicarla (supongo que por el tiempo), mi interpretación es la siguiente: partimos de la necesidad insatisfecha del mercado, pero esta vez, el conocimiento y el emprendimiento están unidos para hacer frente a dicha necesidad. Y eso me hace pensar inmediatamente en la triple hélice: las empresas privadas, el Estado y las Universidades como trilogía fundamental para resolver de manera eficiente, estructurada y sostenible, los grandes problemas de la humanidad, a través de la innovación.

Y bueno, para responder a la pregunta que titulaba esta charla, Carlos nos mencionó que los programas de innovación en las empresas se componen de diversos proyectos que deben estar incluidos en un plan de innovación. Él hizo bastante énfasis en la importancia de tener un plan con la siguiente pregunta: «¿ustedes arman una maleta sin saber el destino, la duración o condiciones del viaje? Siempre hay que tener un plan» Lo cual suena totalmente lógico, ya que, sin un plan, no tenemos la visibilidad de cómo llevar a cabo los proyectos, los recursos con los que contamos, etc. y eso nos puede llevar a perder plata y lo más importante: tiempo.

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Fuente propia

Ese plan de innovación, debe estar enmarcado en un sistema de gestión de la innovación, que según nos recomienda Carlos, debe tener los siguientes componentes: estrategia, metodología y cultura, puesto que, sin una de esas tres partes, se rompe el equilibrio (como un trípode con dos patas).

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Fuente propia

Finalmente, Carlos nos dio algunos consejos para que podamos facilitar la implementación de los programas de innovación al interior de nuestras empresas:

  1. Es fundamental contar un plan para gestionar la innovación
  2. Debemos generar ambientes favorables para la innovación al interior de nuestras organizaciones, permitiendo que el conocimiento fluya, ya que ese es nuestro principal insumo.
  3. El origen de la innovación son las necesidades insatisfechas. Debemos aprender a identificarlas
  4. Los productos y servicios que diseñemos tienen que basarse en las necesidades actuales y potenciales de nuestros clientes
  5. En caso necesitemos ayuda, está bien levantar la mano y realizar alianzas estratégicas, pero sin descuidar el core business y sin caer en la dependencia
  6. Todos estamos en un ecosistema. Es importante identificar cuál es el nuestro y para qué sirve

Espero que este post les haya servido tanto como a mi, ya que hay muchos puntos interesantes para aplicar en nuestras empresas y lograr resultados innnovadores y sostenibles.

 

Confesión #13: El secreto está en encontrar el equilibrio (aunque sea difícil)

En estas dos últimas semanas, han ocurrido varios sucesos que me impidieron escribir un post la semana pasada, pero que me sirvieron de inspiración para el post del día de hoy.

Ser una emprendedora e intraemprendedora a la vez, no es fácil, lo admito. Pero es la forma en la que he decidido vivir en la actualidad y no me arrepiento. Y se preguntarán, ¿por qué escogí este estilo de vida que es difícil y agotador? Porque siento que debo vivir mi vida al máximo y tratar de hacer que cada día cuente para llegar a lograr el cambio que quiero ver en la sociedad.

Cada una es libre de vivir su vida de la mejor manera que considere, luchando por alcanzar sus metas personales y profesionales, siempre y cuando no afecten de manera negativa a los demás, ya que como sabemos, nuestros derechos terminan donde empiezan los  de los demás.

Para ponerlas en contexto, les cuento un poco cómo es mi día a día:

  • Me levanto entre 6:30 y 7:00 am y me alisto para ir a la oficina.
  • Llego a la oficina a las 8:00 am, me sirvo la primera taza de café del día y tomo desayuno mientras leo mi mail corporativo.
  • Durante el día asisto a reuniones, ayudo a las personas que me reportan (desde hace algunos meses tengo 2 personas a mi cargo y es una experiencia totalmente nueva y gratificante, de la cuál les hablaré en otro post), y cumplo con mis entregables de la jornada.
  • Trato de salir entre las 17:00 y 18:00 horas (si es que no se presentan reuniones o temas urgentes que atender al final de la tarde, de ser así, puedo quedarme hasta más tarde)
  • Trato de ir al gimnasio dos veces por semana (si es que no estoy molida del día de chamba), ya que, como dicen: «menta sana, en cuerpo sano». Voy a un centro de entrenamiento funcional, donde practico Cardiobox, que es una rutina súper entretenida y con la cual me desestreso y boto toda la mala vibra.
  • Regreso de la oficina o del gym a mi casa y me tomo otra taza de café (la 3era o 4ta del día, aunque sé que está mal que tome tanto café porque me puede empeorar la gastritis, pero necesito estar despierta)
  • Abro mi laptop y me pongo a trabajar en dos cosas: uno, mi emprendiemiento social y dos, en este blog. Me puedo pasar horas en internet buscando contenido interesante para compartir con ustedes en el blog o en la FanPage, porque siento que hay tanta información relevante que merece ser compartida y me gusta contribuir con la causa, a través de las redes sociales de este blog. Y con respecto a mi emprendimiento, busco nuevas herramientas que aplicar para aterrizar aún más mi idea de negocio, hago benchmark con ideas similares tanto en Perú como en otros países, hablo con amigos que tienen experiencia en el sector para que me ayuden, agendo reuniones de trabajo, entre varias otras actividades que me entretienen tanto, que termino durmiendo entre 12 y 1:00 am. Y a levantarse temprano al día siguiente para ir a trabajar.
  • A veces, las reuniones de trabajo acerca de mi emprendimiento las agendo como after office, o en otros casos los fines de semana.
  • Y es así como vivo de lunes a viernes.
  • Sábado y domingo el panorama cambia un poco. Como les comenté en el post de las charlas de Creative Mornings, me considero una marmota a la que le encanta dormir, y como podrán imaginar, después de toda la semana ajetreada que tengo, lo único que quiero es que llegue el viernes en la noche, para poder reunirme con Morfeo las 48 horas que tiene el fin de semana. Pero igual hay que aprovechar el tiempo en este par de días.
  • Los sábados normalmente me levanto cerca al mediodía, y me encuentro con el dilema existencial de desayunar o almorzar. Luego de haber comido, pongo manos a la obra. A seguir navegando por internet y a seguir desarrollando mi proyecto. Algunos sábados me inscribo en cursos que se relacionan con temas que son de mi interés, como por ejemplo: gestión del voluntariado o formulación de proyectos sociales. Si están interesados en este tipo de cursos, les recomiendo que visiten la FanPage de PADSIC. Algunos sábados salgo con mis amigas y amigos a tonear, aunque cada vez menos (quizás ya me estoy volviendo vieja) porque ahora disfruto más una conversación tranquila con una copa de vino o una salida al cine, que ir a una ruidosa discoteca donde a las justas se puede bailar por la cantidad de personas que dejan ingresar (zurrándose en las capacidades máximas de aforo del local y las indicaciones de Defensa Civil)
  • Y finalmente llega el domingo. Si salí el día anterior hasta la madrugada, tengan por seguro que no me levanto hasta el mediodía. Si no salí, me levanto temprano a desayunar con mi mamá (que es bastante madrugadora, y me apena no haber heredado eso de ella) y luego del desayuno tomo un break. El domingo es un día sagrado en mi familia. Todos los domingos almorzamos juntos y conversamos de lo que nos ha sucedido durante la semana, ya que, de lunes a viernes, todos andamos tan metidos en nuestros asuntos que casi ni nos vemos. Luego del almuerzo, vemos una película en Netflix o a veces estoy tan cansada de la semana que me tomo una rica siestita dominguera. Luego me levanto y a organizar todo para el lunes, buscar inspiración para escribir un post, y en caso me quede tiempo, leer uno de los tantos libros que me he comprado y que a la fecha no he podido ni empezar a leer.

Y es así es como vivo cada semana, feliz de la vida. Pero déjenme decirles que también soy humana y me agoto física y emocionalmente. A veces, tomo vitaminas y minerales para tener más energía y por las noches alguna que otra pastilla para relajarme y dormir, porque tanto estrés de la oficina, más el desarrollo de mis proyectos personales, puede hacer que conciliar el sueño sea una misión imposible.

Cuando le cuento mis planes a mi jefe (quien además de jefe, es un verdadero líder), me dice que voy a colapsar, pero la verdad es que por ahora puedo manejarlo, y cumplo con todo lo que se me ha encomendado en el trabajo. Les doy un consejo: si escogen este estilo de vida, no pueden bajar su rendimiento en la oficina. Ser intraemprendedoras es un gran reto, ya que debemos seguir agregando valor en todo lo que hacemos y cuestionando el status quo por el bien de la organización. Además, tenemos una responsabilidad con la empresa que nos contrata (por eso firmamos un contrato cuando ingresamos). Así que, mientras estén en la oficina deben olvidarse de su emprendimiento y concentrarse en dar lo mejor de ustedes, y una vez que salgan de la oficina, la tortilla se voltea: olvídense de la oficina hasta el día siguiente y pongan toda su energía en desarrollar sus proyectos. Eso es lo que yo hago y me funciona bastante bien.

Si les dicen que son unas cobardes por no renunciar a su trabajo y dedicarse sólo a emprender o que no pueden llamarse emprendedoras por seguir trabajando de manera dependiente (me ha pasado), simplemente no les hagan caso. Es más fácil criticar a los demás, que ver sus propias limitaciones. Cada una emprende a su manera y a su debido tiempo, no hay una fórmula única para emprender. Así que, no se apresuren, hagan todo a su debido tiempo y de la mejor manera posible.

Mi mamá también se preocupa por mi, dice que me inscribo en muchas cosas y que no me tomo el tiempo suficiente para relajarme. No sé si será la energía de la edad (tengo 24 años) o las ganas por cambiar el mundo, las que me hacen tener esa dosis extra de adrenalina para hacer todo lo que hago semana a semana.

Pero la idea no es terminar con surmenage o burnout (colapso por estrés y agotamiento mental), internada en una clínica sin poder hacer nada. La idea, como les comento en el título de este post, es encontrar el equilibrio entre su trabajo de oficina, el desarrollo de su emprendimiento, sus hobbies, el tiempo con su familia y amigos y el tiempo para ustedes mismas. De vez en cuando, es bueno olvidarse del mundo que nos rodea y escuchar nuestra voz interior, ya que ella, mejor que nadie, sabe que lo nos pasa y si todo anda bien.

Algunas personas podrán decir que es imposible tener todo esto en la vida, que siempre vamos a tener que renunciar a algo para conseguir lo que queremos (y quizás si tengamos que hacer algunos pequeños sacrificios, como las horas de sueño o de diversión), pero yo si creo que es posible encontrar el balance, si nos ponemos metas realistas en plazos realistas. Por más que queramos, no podemos cambiar el mundo de la noche a la mañana, así que, mientras logramos ese cambio, hay que disfrutar el proceso.

Quizás, algún día, por distintos motivos de la vida, tenga que elegir entre una de las dos opciones (ser emprendedora o intraemprendedora), pero hasta que ese día llegue, seguiré disfrutando lo mejor de ambos mundos.

Para terminar, quiero dejarles esta frase que me encanta:

“No importa qué tan lento vayas mientras no te detengas” – Confucio

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