El día viernes 16 de setiembre, me reuní por segunda vez con dos geniales mentores de Los Ynnovadores: Amadeus Malca y Jesús Muñoz con quienes revisé un proyecto de innovación social que estoy desarrollando. Ya les contaré más adelante acerca de este proyecto, cuando tenga el panorama más claro, ya que, por ahora, me encuentro validando mi modelo de negocio: esa difícil pero emocionante etapa en la que plasmas tu idea de negocio en un lienzo, y le das vueltas, una y otra vez, hasta que crees que te ha quedado algo increíble, y que cuando finalmente se la presentas a los demás, te hacen trizas en cinco minutos o menos.
Pero el hecho que hagan añicos su modelo de negocio inicial no tiene absolutamente nada de malo, es más, si les llega a suceder (como me pasó a mi) deberían tomarlo como una bendición, porque pudieron haber metido la pata, gastando tiempo y dinero en algo destinado al fracaso inminente, pero que gracias a los conocimientos y la sensatez de las personas con las que se sentaron a revisar su idea, pudieron ver cosas que jamás hubieran descubierto por ustedes mismas, por estar recontra enamoradas de su proyecto.
No digo que enamorarse de su proyecto esté mal, es más, yo vivo enamorada del mío. Pero ese amor que sienten por su proyecto no tiene que llegar a cegarlas. Es algo bastante similar a lo que ocurre cuando nos gusta un chico en la vida real: una lo ve perfecto, hasta que lo conocen tus amigas y son ellas las que te ayudan a abrir los ojos a la realidad de que nadie es perfecto, por más enamorada que estés.
Regresando al tema, estuve conversando casi una hora con Amadeus y Jesús, y la verdad que se pasó volando porque fue una reunión bastante productiva, en la que surgieron varios puntos interesantes por investigar, mejorar y pulir. Para serles sincera, estaré eternamente agradecida con ellos, porque desde nuestra primera reunión, rompieron mi burbuja y me aterrizaron en una, sin anestesia. Después de esa singular primera reunión que tuve con ellos, salí bastante confundida (me empecé a cuestionar si estaba en el camino correcto, si en verdad quería seguir adelante con esto), un poquito desmoralizada (porque creía que mi proyecto ya estaba listo para dar el gran salto, pero no podía estar más equivocada) pero a la vez motivada, porque quería resolver y responder cada una de las preguntas y observaciones que me hicieron. En verdad tengo fe en mi proyecto y siento que, si lo llego a lanzar cuando lo lance, puedo hacer un cambio positivo en nuestra sociedad.
Durante la conversación, yo les dije que siempre, en cada evento de emprendimiento al que iba, escuchaba la frase: «Enamórate del problema, no de la solución» Esa frase tiene sentido, dado que, a la hora de emprender, lo que buscas es solucionar un problema, y el producto o servicio que estás creando va a resolver dicho problema para tu público objetivo. Y cuando mencionan que no te enamores de la solución, se trata en parte de lo que les comenté líneas arriba, de enceguecerse con su proyecto y pensar que es la última chupada del mango, y dejar de lado la razón por la que en primera instancia se les ocurrió emprender: resolver el problema que habían identificado.
Luego que dije eso, Amadeus me miró con una cara de «ayy, esta chibola ingenua», y me dijo que, si bien todo el mundo repite esa frase cual mantra, de lo que en verdad deberíamos enamorarnos, es de cómo creemos que será el mundo una vez que hayamos resuelto el problema. Nunca antes se me había ocurrido enfocar la frase de esa manera, pero esas palabras calaron en lo más profundo de mi ser y es por eso que decidí escribir este post: para recomendarles que, si emprenden algo, su principal motor y motivo sea el cómo, con su idea de negocio, van a transformar el mundo para convertirlo en un mejor lugar para vivir para sus usuarios.
Si se ponen a analizar esta última frase, el motivo por el cual se emprende toma completamente un nuevo sentido, mucho más poderoso, que creo que a cualquiera le recargarían las baterías cada vez se sientan desmotivadas. Cuando piensen en tirar la toalla, piensen que estarían dejando de aportar al mundo con esa idea que puede hacer la diferencia en la vida de muchas personas.
Así que en resumen, los dos mensajes principales de este post son: 1) enamórense de la forma en que sus proyectos cambiarán el mundo y 2) pídanle a distintas personas que revisen sus modelos de negocio antes de invertir 1 sol, ya que el feedback que les den, puede salvarlas de pasar tantos malos ratos (porque malos ratos siempre va a haber en el mundo los negocios, pero si se asesoran bien, el número de malos ratos podría ser el mínimo)
El mejor regalo que te puede dar una persona es su tiempo, porque es algo que jamás va a recuperar. Así que gracias Amadeus y Jesús por este genial regalo que me han hecho y espero poder seguir trabajando con ustedes hasta que mi sueño innovador se haga realidad.
Bonus track: Si quieren conocer más acerca de Los Ynnovadores, las invito a ver el siguiente vídeo y entrar a su web:
YNNOVADORES – CAZADOR DE SUEÑOS from YNNOVADORES PERÚ on Vimeo.
2 comentarios en “Confesión #11: No te enamores del problema, y mucho menos de la solución”