Desde hace algún tiempo que no escribo en el blog (19 de marzo para ser más exactos), no porque no quiera, porque en verdad me encanta escribir y me apasionan los temas de emprendimiento e innovación que comparto con ustedes, sino porque en estas últimas semanas han ocurrido algunos cambios en mi vida profesional que me han impedido darme un espacio para inspirarme y escribir en este blog que tanto quiero. Me disculpo por ello…(pero en el fanpage de Facebook del blog sí publico temas de interés continuamente, porque es más fácil compartir info en Facebook que escribir una entrada, que requiere más tiempo e inspiración.)
El cambio más importante en estos días es que, desde el 01 de abril 2017, he sido nombrada responsable del área de innovación de la empresa en la que trabajo, lo cual ha sido realmente increíble y es una noticia que estoy asimilando poco a poco, pero con mucho ánimo y energía para lograr que la innovación se vuelva parte del ADN de la organización y podamos desarrollar de manera continua soluciones innovadoras y sustentables que generen valor para todos nuestros stakeholders. Además, es nuestro deber desde las corporaciones, junto con el Gobierno, las Universidades, los emprendedores, aceleradoras, incubadoras e inversionistas, poder ayudar a construir ese ecosistema de innovación que tanto necesitamos para que nuestro país pueda seguir avanzando en la senda del desarrollo, mejorando la calidad de vida de tod@s l@s peruan@s.
En todo este trajín del cambio de puesto, es que me dí cuenta que la primera entrada de este blog la publiqué el 02 de abril del 2016. ¡Qué rápido se pasó un año! En esa primera publicación les explicaba porqué decidí iniciar este blog y qué es lo que esperaba de este espacio cibernético de conocimiento. Luego empecé a contarles algunas cosas un poco más personales, como el hecho que me aterraba hacer networking, pero es algo que he podido ir manejando en este año (aunque todavía siento mariposas en la panza cuando llego a un lugar y no conozco a nadie).
También les conté de mi primer acercamiento a la tecnología y la programación al participar en una hackathon y luego hacer un curso de un fin de semana de Ruby (que no es el nombre de una mujer, sino un lenguaje de programación). Como mis amigas y amigos vieron que estaba entrando a este mundo, me empezaron a preguntar datos y pedir consejos, por lo que les dediqué una entrada para ayudarlos con sus dudas.
En julio me disculpé por primera vez por «abandonar» el blog por casi tres meses, pero fue ahí que me di cuenta que era una intraemprendedora. Pero además de emprender dentro de la empresa en la que trabajo, también me gustaría emprender un proyecto de innovación social, y es por eso que fui parte de la primera generación de la academia de la Asociación de Emprendedores de Perú. Como mi curiosidad es prácticamente infinita y me encanta aprender temas nuevos cada día, es que estuve investigando acerca de metodologías para innovar, y es así que terminé aprendiendo los conceptos básicos de design thinking un sábado a la hora del desayuno. Además, dentro de esa búsqueda insaciable de conocimientos y eventos relacionados a estos temas, es que terminé participando en la clausura de un tour de innovación social, en donde me di cuenta por primera vez, que hay jóvenes como yo, que no estamos conformes con el mundo que nos rodea y que queremos hacer grandes cosas para romper el status quo y solucionar los grandes problemas de la humanidad.
Como mi cerebro es una máquina que trabaja 24/7 pensando en ideas para cambiar el mundo, en setiembre 2016, todas esas ideas empezaron a abrumarme un poco y me sentía como un cuy en una tómbola. En el camino que había recorrido hasta el momento, me di cuenta que la mayoría (por no decir todas) las iniciativas y esfuerzos que se realizaban para promover el emprendimiento y la innovación en el país, se realizaban en Lima, y algo que siempre he dicho es que el Perú no es sólo Lima, hay que pensar en la descentralización como algo básico en todos los aspectos del desarrollo de nuestro país.
En el proceso de generar un proyecto emprendedor e innovador podemos caer en distintos errores, y a mi me sucedieron dos cosas: me enamoré tanto de la solución que planteaba mi proyecto que me olvidé del problema que quería solucionar en primera instancia y no quería compatir mi idea con nadie por miedo a que me la roben. Pero conversando con personas sabias y experimientadas en este tema, me pudieron aterrizar en una, sin anestesia, lo cual me sirvió para despertar.
En ese proceso de «despertar» me di cuenta que, si bien queremos hacer muchas cosas en diversos campos de nuestra vida, hay que tomar las cosas con calma y saber encontrar el equilibrio que nos llevará a alcanzar nuestras metas, sin poner en riesgo nuestra salud física y mental.
Como la innovación es algo que siempre me ha fascinado, desde antes que me den la gran responsabilidad que les comenté al inicio, me inscribía en cuanto evento encontraba, y es así como participé en el Congreso Nacional de Innovación del 2016 organizado por la Cámara de Comercio de Lima junto con CONCYTEC, y tuve mi primer acercamiento a lo que significaba la innovación para las organizaciones. Mientras más cosas aprendes, más preguntas te haces y más cosas te cuestionas. Es totalmente normal, y eso me di cuenta a fines de octubre 2016.
Si bien me encantaba participar en varios eventos para aprender más y más, llegó un punto en el que me dije a mi misma que eso no era ni sostenible ni saludable. ¿Si nos la pasamos yendo a eventos cada vez que podamos, en qué momento vamos a poner manos a la obra y trabajar en las cosas que realmente van a generar el impacto y los resultados que deseamos? Es así como logré curarme de lo que muchos denominan eventitis.
Con el paso del tiempo, una/o puede madurar y ver las cosas con una mente más abierta, pero también empiezan a aparecer los miedos de no lograr todo lo queremos para nuestras vidas. Pero no podemos dejar que ese miedo nos paralice y nos impida alcanzar nuestros sueños.
En noviembre 2016, como era mi cumpleaños, me tomé un par de semanas de vacaciones para conocer Cusco, pero una enfermedad me malogró el viaje y me di cuenta de la importancia que tiene un buen estado de salud en el desarrollo de nuestra vida diaria.
En diciembre 2016 se realizó el segundo festival de innovación social en Lima (en el cual no pude participar por el tema de salud que les comenté en el párrafo anterior), pero les conté cómo fue mi participación en la primera edición. También, en ese mes, supe lo que era desenamorarse de un proyecto que al inicio creía infalible…
Como ya se acercaba Navidad, decidí escribirle mi carta a Papá Noel (aunque ya tuviera 25 años) para explicarle los cambios que consideraba que necesitamos, en nuestro querido país, para seguir creciendo como sociedad. Y con el nuevo año siempre viene un época de reflexión y de plantamiento de objetivos para los siguientes 12 meses.
En enero 2017 me puse a reflexionar acerca de lo que implicaba ser jefa y tener dos personas a cargo, lo cual fue una experiencia muy enriquecedora, ya que dejas de ser tu sólo/a y tienes que preocuparte por enseñar y desarrollar a las personas que te reportan, y brindarles espacios para que puedan alcanzar su máximo potencial. Y con respecto a mi faceta de blogger y emprendedora, por primera vez, sufrí un bloqueo creativo.
En febrero aprendí que por más que digan que está mal «ponerse la camiseta» de la empresa en la que trabajamos, yo creo firmemente que hay que saber «ponérsela» con sabiduría. Asimismo, en ese mismo mes quise abrir un espacio para mostrar los casos de éxito de mujeres emprendedoras a lo largo y ancho de nuestro país y lancé una entrevista piloto. Prometo que este 2017 van a ser más las iniciativas relacionadas a fomentar el emprendimiento femenino en el Perú.
Siempre es fácil rajar de que el Gobierno no hace nada por fomentar el emprendimiento y la innovación en el Perú, pero la verdad es que sí hay esfuerzos para invertir en el desarrollo de emprendimientos e innovaciones a nivel nacional. En este contexto, pude participar en la edición de aniversario del CINTECIN (Comité de Innovación Tecnológica Industrial), donde nos explicaron acerca de las iniciativas del Ministerio de Producción en este tema.
Finalmente, en marzo pude participar en dos interesantes eventos: uno que me ayudó a recuperar la fe en la humanidad gracias a los proyectos de 6 inteligentísimos talentos peruanos y otro evento en el que aprendí que la confianza es pieza clave para el desarrollo de cualquier actividad, especialmente si hablamos de negocios e inversiones.
Como podrán haber visto, ha sido un año de muchas experiencias interesantes y mucho aprendizaje y espero que los años que vengan sean mucho mejores. Muchas gracias a todas y todos aquellos que siguen este blog desde sus inicios y gracias también a todas las personas que se han ido sumando a lo largo de estos 12 meses. Espero que lo que escriba en estos post los ayude en sus emprendimientos y proyectos innovadores, y sus comentarios siempre son bienvenidos. Ya saben que me pueden contactar a través de la fanpage del Blog o del correo electrónico: confesionesdeunaemprendedora@gmail.com
¡Muchas gracias y que sigan las aventuras!
Felicidades, sigue así. Va a costar un poco cambiar los paradigmas en nuestro país hacia el emprendimiento y mas aun en las mujeres; pero confió en que llegara el día en que no celebraras años sino el impacto que estas creando en las mujeres que te sigan. Un brindis por eso !
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Muchísimas gracias Diana por las buenas vibras!!! Éxitos en todos tus proyectos personales y profesionales 🙂
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